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Viernes, 27 Diciembre 2019 19:15

Crítica de la serie EL BAZAR DE LA CARIDAD en Netflix España: ¿Serie o culebrón?

Escrito por  Publicado en Críticas Series 2023-2024

¿Cuál es la diferencia entre el uno y la otra?

Nos trasladamos al París de estudio cinematográfico del año 1897 con el fondo de la revolución industrial, el nacimiento de las fábricas y la consiguiente lucha de clases entre burgueses y proletariado. Despiertan los aromas del puente viejo francés. Producción de TF1, vamos de mal en peor hasta que nos presentan a los protagonistas, y ya vemos que será un culebrón más que una serie... 

  • Pues básicamente en el culebrón las marujadas son el motor. Los dramas y la flagelación auto inflingidos de los personajes son trazos característicos de las novelas de sobremesa.

  • Los líos de faldas, los amoríos imposibles, los triángulos amorosos redondean las entregas avivando el fuego de la curiosidad malsana del ser humano: la morbosidad sin aporte de tipo alguno a nuestro crecimiento personal. Es el efecto cotilleo trasladado a la ficción.

  • Las novelas todavía tienen el patrón social de hace 50 años cuando la mujer estaba confinada a su rol social de ama de casa, esposa y madre. Cuando la cincuentena ya era la tercera edad y sólo quedaba esperar ver crecer a los nietos hasta que el reloj tocara las 12 últimas campanadas de la existencia.

  • Las figuras representadas en las novelas tienen ansias de poder o sueños todavía por conquistar, pero debido a su posición social se ven obligadas a renunciar a ellos. 


Con semejante descripción, que no os quede la menor duda de que seremos inflexibles y despiadados con este tipo de ficción que recurre a la fórmula que tanto éxito tiene para hacer audiencia

Nos parece intolerable que este modelo siga imperando y que la mujer siga siendo presa de estas emociones absurdas: que siga soñando, que siga queriendo ficción de algodón para rellenar los huecos propios con más mentiras. Estas porquerías son TÓXICAS. ALEJÁOS DE ELLAS.

Un bazar, el de la caridad, abre sus puertas para que las mujeres de bien vayan a lucir palmito, a mostrarse y a hacer exposición expresa de su atuendo y posesiones. Para empezar, nos parecen repugnantes y vomitivos este tipo de actos benéficos por ser principalmente hipócritas y servir de lavado de conciencia a aquellos que tienen.

Lo que empieza como un pequeño incidente termina con más de 120 muertos. El origen es un pequeño fuego debido a lo que parece ser el sobrecalentamiento del cinematógrafo, que en cuestión de minutos se expande por el bazar construido con madera, sin ventanas y como único acceso una puerta giratoria. En su interior el pánico y la estupidez de los presentes se cobra la vida de los que no pudieron llegar a salir, y aquellos que cayeron al suelo y murieron pisoteados por sus congéneres. Toda una exposición de caridad y benevolencia, sin lugar a dudas. 

La cobardía es una de las virtudes más extendidas y que más asco nos provocan. Al cobarde lo percibimos como una alimaña infrahumana, una babosa, una larva que se revuelve y revuelca con tal de desplazarse. El que ruega por su vida sin el menor pudor o dignidad nos provoca la repulsión, la náusea y arcada correspondientes.

A la pelirroja (Audrey Fleupot) se le ve el plumero desde el principio, no hace falta llegar al final del primer episodio para saber que aprovechará el incendio para desaparecer del mapa. Lo que no sabíamos, aunque podía intuirse, es que sería tan estúpida como para no hacer caso de su partenaire. Siempre tiene que haber un personaje ridículamente estúpido. 

La rubia burguesita, Alice (Camille Lou), y el ladronzuelo Victor (Victor Meutelet al que auguramos una larga y prolífica carrera en el género novelesco porque esos ojos azules provocarán los suspiros interminables de más de una) se enamorarán profundamente. No desvelamos nada que no se sepa desde el minuto 1, la escena se repite más que el ajo. A pesar de estar ella prometida a Julien (Theo Fernández), un adinerado joven cuyo bigote se podría haber ahorrado el director de maquillaje pues ya provoca suficiente aversión el personaje en sí como para añadirle esos 4 pelos mal dispuestos, Victor y Alice quedarán prendados y seguro que algo le pasa al chico, la chica lo defiende... y bla bla bla. 

Toda una sarta de personajillos que ya hemos visto una y otra vez. Es la misma historia de siempre, hurgando en la misma podredumbre, removiendo la misma mierda, curioseando en los mismos lugares, explorando las mismas bajezas, husmeando en lo superficial, profundizando en lo aparente, indagando en lo liviano, fisgoneando en la frivolidad y sacándole pelos a una calavera.

No apoyaremos este tipo de iniciativas, no podemos recomendar un modelo imperante en los 50, debemos alentar el cambio y estar a la vanguardia de él.

Como dijo Jonathan Swift: "Cuando en el mundo aparece un verdadero genio puede reconocérsele por este signo: todos los necios se conjuran contra él".