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Viernes, 20 Diciembre 2019 11:01

Crítica de la serie ÉRASE UNA SEGUNDA VEZ (Netflix): Romanticismo fantacientífico o cómo meterse en una caja sin fondo y no poder salir

Escrito por  Publicado en Críticas Series 2023-2024

Érase un agujero negro por donde se escapan las ideas... y creemos que a propósito

Érase una enésima vez la historia de un fallido intento de hacer magia como Iñárritu y Arriaga en la pantalla. La descomposición es un arte y sólo unos pocos saben desmontar la narración y encajar las piezas.

A pesar de lo anterior tenemos que reconocer que esta es una serie que no promete y por lo tanto no decepciona. Demasiado conformista quizás sea esta afirmación que no pretende convencer a nadie de nada. Nosotros mismos nos hemos quedado clavados al sofá durante TODA la primera temporada. La hemos visionado del tirón con la esperanza de que pasara ALGO y no porque la serie hiciera el ademán de amagar tesoro alguno sino por nuestra propia experiencia con esta categoría narrativa en particular. Verla o no verla deja exactamente el mismo resultado: ni pena ni glora. Los viajes en el tiempo nos han acostumbrado a inflar expectativas hormonándolas cual pollos cuyo tamaño queda reducido a menos de la mitad una vez pasados por el horno. La prueba de fuego que se le llama donde la llama hace menguar las abotargadas y siempre vanas esperanzas al acecho de novedad. Pero el género ya nos previene de sus bajas intenciones, mucha audiencia atrapada por las altas dosis de adrenalina y poca materia gris involucrada.  

"Érase una segunda vez" es diferente. Aunque el resultado acabe siendo distinto en apariencia es idéntico al "más de lo mismo" en sus efectos. Una deambulación por presente y pasado llevan a su personaje principal, Vicent Dauda (Gaspart Ulliel), a querer recuperar a su ex-novia Louise Aaron (Freya Mavor). Una ruptura que no se explica, que no nos sitúa en el tiempo y que no queda anclada en ningún lugar provoca las derivas consiguientes. Llega un momento en que de tanto meterse en la caja sin fondo que es el portal que traslada a Vincent de aquí para allá, uno se desorienta y todo se vuelve un cúmulo de escenas sin demasiado sentido. La sensación es la de un creador perdido en su propia historia. 

Vicent va evolucionando sin que el espectador se dé cuenta y su motivación original queda completamente en el olvido pasando a ser su máxima prioridad la de velar por la integridad física de Louise. Todo ello en un batiburrillo de ideas sobre el diván de una psicóloga que ahora está a la derecha de la sala y escenas después a la izquierda. ¿Que seguramente algo significa? Pues sí, pero tanta encriptación sin pista alguna acaba por aburrir. 

¿Que los viajes al pretérito son nocivos para la salud mental de cualquiera? Eso lo sabemos desde que Nate en "A dos metros bajo tierra" vuelve a Seattle para ver a su antigua compañera de piso y empieza a defecarla tamaño maxi pack familiar. Si alguna reflexión se desprende de esta serie es la anterior y sujetada con pinzas porque, reiteramos el mensaje, la estructura de la primera temporada es volátil, inexacta y desorientada. En la constante persecución del pasado, el personaje abandona su presente y por lo tanto todo futuro queda a merced de unos acontecimientos que NO pueden cambiarse. Lo más sórdido e irónico es que en algún momento de nuestra existencia el futuro por el cual no estamos trabajando (inmersos en esos momentos lejanos e inalterables) pasará a formar parte de un pasado así que el que quiera cambiar el pasado deberá irremediablemente construir au propio porvenir y es ESA la única manera de alteración secuencial posible. 

Una infinidad de cabos sueltos van desprendiéndose del trenzado central y, a pesar de no considerarnos quisquillosos con ciertos detalles porque estamos pendientes del entre líneas, cuando no hay renglones entre los cuales meter la nariz nos obligamos a aspirar sucedáneos provocando la alteración de nuestra conciencia. Nuestra cognición se subdesarrolla insatisfactoriamente al estar pendientes de pormenores que por lo general no nos obcecan sino al contrario ¿Tuvo intención alguna el director de ofrecer explicaciones? Si es de la tribu de Houellebecq probablemente obedezca más a la orden del sinsentido que a una creación estudiada. Es una opinión expresada desde nuestro exiguo y poco estudiado conocimiento del autor del cual tuvimos tan sólo ocasión de leer "Ampliación del campo de batalla" y "Plataforma". No recordamos el contenido quizás porque el tiempo es capaz de arrancar las palabras que no han sido implantadas a través de hecho y emociones. Todo ello para decir que no nos identificamos con el autor, ni con su contenido y que por lo tanto de la tribu Houellebecq, sin por ello arremeter contra ella, decir que se queda fuera de lo que consideramos útil. Es más postura que profundidad. 

A los que les vaya el perejil en el campo de los saltos dimensionales pueden sentirse insultados por la existencia de detalles que hasta a nosotros nos descuadran.

Opinión cec:

¡Forofos de los bucles y transiciones temporales que pasan del presente al pasado, absteniéndose que es gerundio!

Los amantes de finales con lazo que sepan que está totalmente preparada para una segunda entrega de cuya realización dudamos. Suponiendo que lleguéis hasta el final de la T1, si nos os gusta quedaros cual chorizos, no comencéis a verla a menos que se sepa de su renovación.

Sin más que añadir a tan extensa crítica de algo que no da para tanto.