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Jueves, 02 Enero 2020 20:07

Crítica de la serie SPINNING OUT (Netflix). January Jones (Mad Men) y Kaya Scodelario (Skins) mariposean sobre patines, un espectáculo de luz y de color.

Escrito por  Publicado en Críticas Series 2023-2024

 

Spinning out es otro flagrante caso de expectativas frustradas. De nuevo padecemos la friolera de 5 capítulos y, al llegar a mitad de la primera temporada, nos vemos obligados a descalificarla por absurda, vacía y aburrida a pesar de ser defensores de los indiscutibles talentos que se enfrentan:  January Jones (Mad Men) y Kaya Scodelario (Skins). En este caso no han sabido o podido escoger sus roles y se han quedado en energúmenas que pierden los papeles desprovistos de argumento.

Estamos ante una serie que carece de dinámica mental a pesar de tener unos ingredientes básicos de primera calidad. La falta de condimentos y la baja temperatura hacen de ella un producto sin carga eléctrica, soso, superficial y frívolo que lo rebaja a niveles del absurdo de Sountrack donde chica conoce a chico en la persecución del sueño de pasar a los anales de la historia del patinaje artístico sin renunciar a tener una vida personal.


El personaje principal Kate Baker (Kaya Scodelario) es una patinadora que habiendo sufrido un grave accidente años atrás, se ve paralizada por el terror ante la idea de realizar ciertas acrobacias. Su hermana Serena Baker (Willow Shields) va camino de convertirse en todo lo que Kate no ha podido ser gracias al apoyo incondicional de su madre Carol Baker (January Jones). A su "avanzada" edad Kate sólo puede aspirar a ser entrenadora y, para ello, debe demostrar ante un jurado, sus aptitudes. Una brizna de esperanza vuelve a nacer en ella cuando la pareja de patinaje de Justin Davies (Evan Roderick) sufre un accidente ensayando y ella queda como aspirante predilecta al puesto de remplazante. Sin embargo, las enemistades con Justin provocan un desacorde en los ritmos de los que precisa el patinaje artístico. La entrenadora de Justin (Svetlana Efremova) no sólo los entrenará en cuerpo sino que, a ciertos niveles de profesionalidad deportiva, el adiestramiento de la mente es incluso más importante que el corporal. 

Entorno a la escuchimizada y manida trama pricipal tendremos a Carol, una madre bipolar cuya enfermedad ha sido heredada por Kate. Serena, una menor a las órdenes de un sospechoso entrenador que podría estar demostrando demasiado afecto. 
Una mejor amiga encarnada por Amanda Zhou que debe guardar reposo por una lesión de cadera pero cuyo dolor matiene en silencio a pesar de la amenaza de no poder volver a caminar... pffff

¿Qué es lo que no hemos visto ya en un millón de ocasiones con otro telón de fondo? Todo parte de la nimiedad y sigue la catarata de absurdidades magnificadas como el centro del universo bajo el sello americano. Todo huele a fritanga refrita y nos deja tan helados como la pista sobre la cual se deslizan las caricaturas de la clase media estadounidense. Aquí no hay nada que rascar.

Los temas candentes siguen siendo el apareamiento, la danza de seducción animal sobre hielo y la superación personal del idolatrado "self-made man" edulcorados hasta la nausea.

Los traumas del pasado apenas aparecen reflejados y en ningún momento parecen incidir en descomponer el fuero interno de los personajes. Todo queda bonitamente empaquetado con un hermoso lazo del mismo carmín que el que reluce en los labios de Kate. Mucho destello y lentejuela de los mallots de competición. Muchos flashes y juegos de luz y sombra que ponen de manifiesto la escenografía pero siempre con el foco sobre la forma en detrimento de su fondo. Una vez más el producto hace acopio de redundancias y estereotipos dejando al descubierto un enorme vacío interior.

La pederastia se sugiere pero ante la corrección política puritana se desestima rápidamente dejando al entrenador como la víctima de la vileza femenina. ¡Pobre ser descalabrado que apela a nuestra compasión!

El peso de la enfermedad es liviano, se vislumbra pero no se llega a tocar con la profundidad esperada. Su explotación daría paso a una mina de oro que no están dispuestos a cavar. Acabáramos aquí la enumeración de paparruchadas. 

Otra pérdida de tiempo que se empeña en tirar por la borda su materia prima. No seguiremos haciendo el primo ante tanta pirueta artística.

"nada por aquí, nada por allá". Nada en superficie no sea caso que te ahogues.